En un apartado anterior de la sección de historia, ya se ha mencionado la revolución que en los años 30 del pasado siglo,
supuso la imposición de un nuevo tipo de grafismo realista para los cómics "serios" en detrimento del grafismo
distorsionado y caricaturesco que había
predominado hasta entonces. A su vez, desde mediados de los años 60, muchos
autores han tendido a «la destrucción del realismo naturalista para encontrar
nuevos caminos: el realismo fantástico, la deformación y la angulación, el
montaje de mayor expresividad», etc.52
En realidad, los estilos gráficos usados por los historietistas son tan
variados como la intención y la habilidad del autor, distribuyéndose estos
dentro un triángulo formado por tres vértices (abstracción, realidad y lenguaje)53 que comprende desde el realismo de filiación fotográfica (Luis García, Alex Ross, etc), a la caricatura.
En una misma viñeta pueden combinarse además
varios estilos. McCloud denomina efecto máscara a la combinación de unos
personajes caricaturescos con un entorno realista que podemos observar en la línea clara o el manga
clásico de Osamu Tezuka.54
A pesar de tamañas posibilidades, los dibujantes clásicos procuraban
mantener siempre un mismo estilo a lo largo de toda su carrera, debido quizás a
imposiciones de sus syndicates. Un autor más moderno, como el español Josep María Beá, a pesar de
estimar grandemente a los que le precedieron, considera que el «estilo, cuando
se perpetúa indefinidamente y no evoluciona, es signo de fosilización, de
amaneramiento».55
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