Tradicionalmente, la industria del cómic ha requerido un trabajo
colectivo, en el que, además de los propios historietistas, han
participado editores, coloristas, grabadores, impresores, transportistas y
vendedores. Siempre han existido autoediciones, como las del cómic underground, pero últimamente han aumentado por la crisis de determinados mercados
y las facilidades logradas con el auge de la informática e Internet. Pueden
distinguirse los siguientes formatos de publicación:
- Tira de prensa,
compuesta por una franja horizontal de tres o más viñetas.
- La página, que puede compilar varias tiras o presentar una sola,
pero desplegada a toda página y color (lo que se denomina sunday,
por ser publicada en domingo).
- La revista de
historietas (comic book en
Estados Unidos, pepines en México y tebeo en
España),23
normalmente con grapa y a veces forma de cuaderno, que presenta una o varias historietas.
- El libro, que se concreta en Álbum de
historietas, Novela gráfica y Tankōbon en las
tradiciones franco-belga, estadounidense y japonesa, respectivamente.
- Digitales: E-comic, webcomics, etc.
El canal de comercialización más habitual de la mayoría de estos
cómics ha sido el quiosco hasta que, con el desarrollo
del mercado de venta
directa a principios de los años 70, se empezó a imponer la librería
especializada. Tanto los propios cómics como sus originales son objeto de un activo coleccionismo.
Con un objetivo comercial, pero también lúdico y didáctico, abundan los eventos de
historieta (convenciones, festivales, jornadas, etc.) como
un punto de encuentro entre profesionales y aficionados. Los festivales más
importantes son el Comiket de Tokio (Japón, 1975), la Convención
Internacional de Cómics de San Diego (Estados Unidos, 1970), el Festival
Internacional de la Historieta de Angulema (Francia,
1974) y Comics & Games en Lucca (Italia, 1966).
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